A tiempo II
de Marcelo Díaz
Marcelo Díaz hace en su obra metáfora de muchos tiempos, de muchos momentos, de muchas intenciones, de muchos deseos, de muchas frustraciones, de muchos propósitos... que se convierten en perfiles en sus losas de madera. La música detiene el tiempo en el silencio, que sigue siendo música. El arte expone sus elocuentes relatos en silencio.
Marcelo utiliza el tiempo como herramienta, no como vehículo. Así que la solemnidad de la obra conjunta nos hace pensar que el tiempo es una cierta parte de la eternidad, que se materializa inmóvil en sus formas escultóricas.
También hay una angustia - la angustia existencial- en su dictamen, como recordando aquella trágica frase de Huxley: «Por muy lentamente que os parezca que pasan las horas, las encontraréis cortas si reflexionáis en que nunca han de volver a pasar.» Una cita que no hace sino rememorar al clásico «Omnes vulnerant últma necat».
Y por clarificar, por acompañar, por servir de cicerone, por completar..., también sus poemas, acompañando las imágenes de las esculturas, hacen que la visualidad del paseo se remate en la obra literaria en la que termina el autor de desnudar su alma de artista.
Cualquier acto creativo del ser humano es más complejo de lo que a simple vista parece. Como el propio individuo, amplio, interrelacionado dentro de sí mismo, más global que parcial, y con diferentes grados de implicación cognitiva, expresiva, de ideología, necesidades, intenciones, habilidades... Y la propia conciencia de lo que se hace, no desvelada del todo al propio individuo en el mismo momento de crear.
Por otro lado, la creación no es solo una autoexpresión. La búsqueda, la investigación, el desafío de lo oculto, la selección y elección de contenidos y caminos, cierto abandono del campo logrado... forman parte de este acto.
Así que, siendo el ser humano tan amplio y plural, elegir o determinar una sola manera de llevara a cabo la creatividad (escultura, pintura, literatura, música, cine, teatro, danza...) es casi más difícil que necesitar de más de una forma de materializarla.
Los límites son de otra índole. Materiales, puede ser. Comodidad, necesidad de una supuesta seguridad o notoriedad, de corte conservador. Pero este parámetro parte de una idea instalada erróneamente no hace mucho tiempo sobre la productividad que se origina en la época en que se implanta la industrialización. La necesidad del especialista para perfeccionar el producto y mejorar la producción.
Pero esta situación, contraria a la propia esencia creativa y frustrante a nivel de individuo, va cambiando desde hace algún tiempo con la apertura que implica la acción interdisciplinar.
Creo que éste es, afortunadamente encontrado, o vislumbrado, al menos, mi momento creativo actual.
Aparte de incursiones menos continuas en escenografía, cine, performances plásticas y literarias, teatro, la manifestación final visible de mi devenir creativo es con la escultura y la poesía. No distintas, no separadas, sino como dos maneras de mostrar-me desde el mismo motivo originario, principalmente emocional. O así lo creo yo subjetivamente. Sin ánimo de ilustrar la poesía con la escultura ni de explicar la escultura con la poesía.
En la escultura ha sido el descubrimiento de poder contar emociones de raíz muy íntima, o ideas, por un lado, y el aprovechamiento de la madera, principalmente, como material cuyas propiedades lignarias son un cúmulo de posibilidades expresivas coadyuvantes a la mera forma.
Y en la poesía la búsqueda de más dimensiones del lenguaje, la palabra, para mostrar el mundo interior, superior al propio lenguaje, dentro de la mayor exigencia depurativa y un compromiso sin concesiones con lo que significa la poesía.
Y, como base de todo ello, la convicción de la búsqueda, sin snobismo y sin reiteración de uno mismo. Así que me siento como el cámbium de un árbol o los márgenes de un camino, lugares o espacios por los que parece indiscutible que es por donde se crea y se ensancha la vida, la carretera. Incluso creo que es cuando puede aparecer la obra que se adelanta al propio actor creativo porque parte del proceso no es predeterminado conscientemente sino resultado de una desinhibición que incluye lo asimilado desde el entorno cultural, un estado de eliminación de prejuicios y otras sensibilidades no fácilmente definibles y, desde luego, desde la coherencia con el nivel madurativo, o sazón para que eso ocurra. Bien lejos del mimetismo, autocopia o pobreza oportunista.
Aunque la sociedad, incluso la entendida y entregada, tienda a asimilar y valorar lo realizado anteriormente, como un retraso aceptable, y contando con ello, hay que tener muy en cuenta el valor del compromiso, a modo de ética inevitable, de seguir una posición honesta, aún sin el reconocimiento mayoritario, tanto desde el arte como desde la ciencia. La vida es de uno mismo y recorrerla es un acto propio e intransferible.
Seguramente la vanidad aportará un grado de satisfacción y, a la vez, cierta minusvaloración de algunos sectores por la ignorancia o del ejercicio de los poderes.
Pero, a pesar de estas posiciones, la sociedad avanza para su propio progreso y felicidad. Y, desde luego, es un referente para la propia dignidad como seres humanos que, ante las mismas constantes de nacer, crecer, morir, amar..., se van dando respuestas positivas, mejores, que no solo son huida de un estado o nivel superado, o mejorable y hasta tedioso, sino inherentes a la propia esencia humana. Y trazando caminos ante los retos que no dejan de aparecer por la propia esencia del Hombre y su carácter social.
Dignidad desde la dignidad y el altruismo y, mejor aún, desde el amor y nunca nada en el polo contrario. Dignidad que trata de responder y salir del habitual y mayoritario estado de consumismo organizado feudalmente en la moderna granja del mundo.
La creación, en todos los grados que podamos imaginar, como acto propio y coherente, es una respuesta necesaria, propia de individuos maduros, que han evolucionado desde la educación justa.
Marcelo Díaz García
ISBN | 978-84-96843-53-0 |
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Depósito Legal | CS 444-2013 |
Edición | 1ª - Enero 2014 |
Páginas | 144 |
Tamaño | 245x190 mm |
Encuadernación | Rústica |
Idioma | Castellano / Valenciano / Inglés |
Diseño | Akane Studio |
Catálogo | Ei004 |